¿Pertenecés a esa clase de gente que ha descubierto que la puesta del sol es probablemente uno de los espectáculos más imponentes y sublimes al que uno puede asistir cada día? ¿Pertenecés a quienes se bajan del fragor de la lucha diaria para vivir ese momento extraordinario que nos entrega la naturaleza?
Yo conozco un poeta chino que pertenece a esa clase de gente, Tu Fu. No es el único, claro, hay otros ilustres artistas chinos como por ejemplo el gran Li Tai Po, y yo podría lucirme dando una extensísima lista de muchos más, pero claro, con mi libro Historia de la poesía china a mi lado en este momento, casi aferrado a las manos, si no fuera porque tengo que tipear, no sería mucho mérito, así que desisto de pavonearme listando grandes poetas de esa tierra.
Volviendo a Tu Fu, como todo gran artista privilegiado por Dios, o por la Naturaleza, o por el azar, o por lo que vos quieras poner como causa extraordinaria que lo llevó a ser lo que fue, escribió un pequeño, sencillo pero magnífico, hermoso poema, "La aldea de Chiang", donde no solo describe brevísimamente ese también efímero momento de la puesta del sol, sino que muestra escenas de la vida misma que suceden en ese intervalo que conecta el día y la noche. Para entender mejor lo que describe, la época en que transcurre la historia estaba signada por guerras y hambrunas.
La aldea de Chiang
Nubes de púrpura incendian el occidente,
el sol baja hasta el fondo del horizonte.
A la vuelta de la cabaña los pájaros susurran,
el viajero regresa de tierras lejanas.
Mi mujer y los niños se llenan de asombro al verme;
vueltos en sí, secan sus lágrimas.
En tiempos de desastre erraron aquí y allá;
¡el destino respetó mi juramento de volver vivo!
Para verme, los vecinos se reunen sobre el muro,
y también ellos suspiran con nosotros.
La noche crece, las velas nos iluminan
mientras estamos sentados y aún creemos soñar.
Y ahora trataré de cruzar a través del espacio y el tiempo para llegar a Estados Unidos hace pocas décadas, sin romper el clima creado por Tu Fu.
Hay un texto que, lo admito, no es poesía de alto vuelo, no es Rimbaud, ni Baudelaire, ni Kazantzakis, ni Borges, pero desde que lo leí hace muchos años lo memoricé y no ha dejado de gustarme, tal vez llevado a eso por la inmensa atracción que siento por el mar, la playa, los puertos, las gaviotas... Se llama "Luz y sombra" y ya no recuerdo el nombre del autor. He tratado de encontrarlo en internet, en castellano o en inglés, pero fracasé estrepitosamente. Es por eso también que lo cito acá, porque no es hallable en la red.
Luz y sombra
Si hay una vida más allá de la muerte
estas leonadas playas sabrán mucho de mí
volveré aquí tan constante y diverso
como el mar inmutable y multicolor
Si la vida fue corta, si me hizo despectivo,
perdóname, me enderezaré lo mismo que una llama
en la gran calma de la muerte; y, si me necesitas, llámame,
llámame a gritos en las dunas de las playas...
GRACIAS POR COMPARTIR!!!
ResponderEliminarEnormes textos.
Aparte te agradezco por incluirme en la lista de blogs, muchas gracias, es realmente un honor.
Voy a agregar este en mi lista, ya que sólo tenía el de La Risa de la Ciencia.
De nuevo, reitero mi agradecimiento por los textos que nos compartes.
El agradecido soy yo Juan Musgo. Pero te digo la novedad. Una persona muy muy generosa halló los datos sobre la poesía y su autora. Se trata de Sara Teasdale. Basta que lo pongas en un buscador y tendrás abundante información de su vida y su obra.
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