Texto: José Alejandro Tropea
"La vida es muy traicionera, y cada uno se las ingenia como puede para mantener a raya el horror, la tristeza y la soledad. Yo, lo hago con mis libros"
"La vida es muy traicionera, y cada uno se las ingenia como puede para mantener a raya el horror, la tristeza y la soledad. Yo, lo hago con mis libros"
Arturo Perez Reverte
Una catástrofe cósmica arrancó a Ceres del cinturón de asteroides. No me pregunten cómo es posible, hablen con los expertos, ellos podrán explicarlo. Me refiero a los guionistas de Hollywood. Si han sido capaces de hacer creíble una insurrección de neutrinos para convertir a John Cusack en el héroe de “2012 ”, entonces podrán convencer a los espectadores de cualquier cosa que se les antoje.
...Y ahora el descomunal asteroide se dirige inexorablemente hacia la Tierra. Su masa y su velocidad, confabuladas en nuestra contra, alcanzan combinadas -los físicos lo llaman "cantidad de movimiento"- un valor suficiente para satisfacer cualquier ambición bíblica de día del Juicio Final, o el ambicionado merchandising del anunciado fin del mundo de turno, suficiente para devastar el planeta, superando aquel asteroide que sacudió la Tierra 65 millones de años atrás. Esa bestia celeste que acabó con los dinosaurios y otras criaturas conservadoras, aportando su granito de arena al enriquecimiento de los yacimientos paleontológicos y al enriquecimiento de las grandes corporaciones carboníferas y petroleras.
La salvación de la Tierra está en mis manos...
Estoy caminando torpemente sobre la superficie de Ceres, relevando, sonda de por medio, su interior, para encontrar el sitio de mayor debilidad estructural y colocar ahí un artefacto nuclear, una bomba de fisión que podría borrar a Hiroshima y Nagasaki nuevamente sin motivo del mapa. El plazo se acaba, pero encuentro el lugar, coloco la bomba y escapo justo a tiempo.